Los conocimientos, las instituciones y las tecnologías están profundamente arraigados en contextos socioculturales específicos. La inteligencia artificial ha cobrado importancia no sólo como avance tecnológico, sino como fenómeno intrínsecamente ligado a la dinámica sociocultural mundial, lo que ha puesto de manifiesto la existencia de fallas epistemológicas y normativas que atraviesan las esferas local y mundial.
La falla epistemológica afecta a los fundamentos mismos del conocimiento. ¿De quién es el conocimiento que se prioriza y valora en el desarrollo y la aplicación de las tecnologías de IA? Esta pregunta apunta a una investigación más profunda de las injusticias epistémicas incrustadas en el tejido de la IA, donde ciertas formas de conocimiento -a menudo emanadas de culturas y sociedades dominantes- se privilegian sobre otras. Las implicaciones de estas preferencias epistémicas son profundas, ya que configuran la "capacidad de conocimiento" de la IA y, en consecuencia, su impacto en diversas poblaciones.
En el frente normativo, la gobernanza de los flujos de información cuestiona la idoneidad e imparcialidad de los marcos reguladores existentes para gestionar la compleja dinámica de la IA en las distintas jurisdicciones. Esta falla normativa cuestiona a quién se reconoce como sujeto de datos y qué intereses se protegen en los ecosistemas de datos en expansión en los que habitan las tecnologías de IA. Subraya la necesidad de estructuras de gobernanza capaces de abordar la naturaleza transnacional de la IA, garantizando que los mecanismos reguladores respondan a las necesidades locales y estén en sintonía con las implicaciones globales del despliegue de la IA.
Estas fallas revelan los retos intrínsecamente no técnicos que plantea la IA. Es imprescindible garantizar que el desarrollo y la aplicación de las tecnologías de IA estén en consonancia con los valores humanos, el bienestar de la sociedad y la sostenibilidad medioambiental. Esto exige un esfuerzo concertado para integrar las perspectivas de las ciencias sociales en el núcleo del discurso de la IA, garantizando que las consideraciones éticas, la justicia social y la equidad formen parte integral del proceso de innovación de la IA. En el XX Congreso Internacional de Ciencias Sociales Interdisciplinares adoptamos un enfoque multidisciplinar para abordar las complejidades de la IA de forma que se dé prioridad a la dignidad humana y a la protección del medio ambiente. Este empeño no es sólo tecnológico, sino también profundamente ético y político. Exige un compromiso colectivo para redefinir los principios y prácticas que guiarán el futuro de la gobernanza de la IA.